En este contexto internacional de competencia y transformación, las apuestas de Estados Unidos y China se redoblan, eso sí, cada uno a su manera. Así pues, mientras que Washington juntos con sus aliados mantienen su postura de dividir la región de Eurasia para mantener su primacía, China fortalece sus lazos con Asia Central.
Durante la última Cumbre del G7, desarrollada en Hiroshima (Japón), Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido ratificaron, entre otras cosas, apoyar una región Indo-Pacífico libre y abierta; fortalecer el sistema de comercio multilateral basado en reglas y seguir el ritmo de la evolución de las tecnologías digitales; oponerse a cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo por la fuerza o coerción de la zona; y a defender y reforzar el orden internacional libre y abierto basado en el estado de derecho, respetando la Carta de las Naciones Unidas en beneficio de los países grandes y pequeños. Sin embargo, varios de los puntos antes mencionados Estados Unidos y sus aliados los incumplen y aumentan las tensiones en la región Indo-Pacífico.
En cuanto al tema de la libertad de la región Indo-Pacífico, Estados Unidos ha presionado para que los países como Japón, India, Australia, entre otros, sean más asertivos en las alianzas militares conocidas como el QUAD y AUKUS, cuyo objetivo es amedrentar militarmente a China y ser una plataforma para la ampliación de la OTAN en esa zona, razón por la cual Occidente no está generando libertad en la zona, sino adecuándola para ser un nuevo escenario de guerra. En relación con el sistema de comercio multilateral basado en reglas y el tema tecnológico, Washington por 63ª vez sabotea la elección de los jueces del Órgano de Solución de Disputas (OSD) de la Organización Mundial del Comercio (OMC), motivo por el cual los casos que trata están paralizados. De igual manera, Washington y sus aliados europeos, junto con Japón, mantienen las leyes que prohíben la exportación de tecnología avanzada de semiconductores para evitar el crecimiento de China en esta materia, rompiendo así la regla básica de la globalización que es el libre comercio.
Por último, en lo que se refiere a oponerse a cualquier intento unilateral para cambiar el statu quo por la fuerza, Estados Unidos, durante los últimos meses, ha insistido en armar a Taiwán, lo que anima a la isla independizarse, y ha potencializado el malestar de China por las visitas de líderes políticos estadounidenses a la isla o viceversa. Lo anterior, está en contravía de los tres comunicados firmados en 1972, 1979 y 1982 por Washington en los que reconoce que solo hay una China y respeta la soberanía nacional y la integridad territorial de cada uno. Así pues, Estados Unidos es quien amenaza el statu quo de la región y quien ha demostrado con acciones cambiar la situación de la zona a través de la coerción.
Contrario a estas acciones hostiles por parte de Estados Unidos y aliados, China, por su cuenta, ha llevado a cabo la Primera Cumbre China-Asia Central (Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán, y Uzbekistán) en el que resultó, entre otras cosas, la creación de un mecanismo de reunión entre jefes de Estado de los países; se alinearon las iniciativas de la Franja y la Ruta con los proyectos y estrategias de desarrollo de los cinco países de Asia Central; se comprometieron a mejorar la infraestructura de transporte, incluyendo la de nuevos sectores económicos y mejorar los ferrocarriles y carreteras ya existentes; expandir la cooperación en campos de alta tecnología como inteligencia artificial, ciudades inteligentes, big data, y computación en la nube; ampliar la cooperación en proyectos arqueológicos, protección de la herencia cultural y restauración, intercambio de museos y la recuperación y retorno de reliquias culturales perdidas; establecer intercambios académicos; apoyar la iniciativa para establecer una agencia internacional especializada en bioseguridad multilateral bajo los auspicios de Naciones Unidas, entre otras cosas más.
En consecuencia, mientras que China hoy le ofrece a Asia Central iniciativas que apuntan al crecimiento económico, mejoría en las condiciones de vida de sus ciudadanos, respeto de la soberanía y no injerencia en asuntos internos, y mecanismos de diálogo para un desarrollo armónico entre todos; Estados Unidos, por su cuenta, busca dividir la región, adecuarla a un enfrentamiento bélico, y frenar el camino de China sin importar que eso pueda generar alta tensión para la zona y el mundo en general. En definitiva, ambos países compiten, pero de manera diferente.













