La desnutrición infantil es algo que a menudo se informa con indicadores y porcentuales, pero es también, la estruendosa caída de una Nación al despeñadero, que se experimenta con una descuidada agenda con la niñez y por inexistentes iniciativas de solidaridad.
La nutrición es la ingesta de alimentos que tienen por objeto mantener vivo a un ser. Por su opuesto, la desnutrición, es la ingesta deficiente de alimentos, sea que se trate de carencia o pérdida excesiva de nutrientes. La desnutrición es una patología y también una catástrofe por resolver. Catástrofe que asigna tareas políticas y sociales a nivel nacional e internacional.
Dentro de las causas de la desnutrición se encuentran la carencia de alimentos, las guerras, la hambruna, las malas condiciones socioeconómicas, la alimentación inadecuada, la ausencia de agua potable, la falta de acceso a la atención médica o su deficiente prestación, la falta de educación, la ausencia o insuficiencia de políticas públicas sobre una sana alimentación y el mal cuidado de los familiares.
Colocando el dedo en el mapamundi, si ubicamos las regiones con índices más elevados de desnutrición infantil, el elenco lo integran África subsahariana, Norte de África, Medio Oriente, Sudeste asiático, Asia meridional, América Latina y el Caribe.
Luego de examinar los datos de la UNICEF, se constata que más de 148 millones de niños padecen desnutrición crónica y otros más de 45 millones sufre de desnutrición aguda, de estos últimos, más de 14 millones se encuentran al borde de la muerte si su desnutrición no se combate con urgencia. No obstante, el infortunio se revela cuando se analiza el balance de la Organización Mundial de la Salud correspondiente al año 2023, donde el 45% de muertes en menores de 5 años fue por desnutrición.
La Nación que no ubica a los niños en el primer renglón de su agenda y de su acción, y no solo en unas letras de un texto constitucional, jamás evolucionará, ni podrá resolver sus problemas estructurales. Camino que transita Colombia, país donde, de dientes hacia afuera el artículo 44 de la Constitución consagra que “Los derechos de los niños prevalecen sobre los demás”. Norma constitucional que desajusta con la sensible y dolorosa realidad infantil, por cuanto en el año 2023 murieron 233 niños menores de cinco años, en el año 2022 murieron 308, y en el año 2021 murieron 314. Como si en Colombia no bastara lo sucedido en años pasados, actualmente en el curso de 2024, más de 150 mil niños y niñas no están recibiendo raciones dentro del PAE (Programa de Alimentación Escolar), reportándose una cifra de 6.821 casos de desnutrición aguda en niños y niñas de la primera infancia (0 a 5 años). Cifra ya superior a la del año 2023 donde se reportaron 5.919 casos.
Ante estas alarmantes cifras de desnutrición infantil en Colombia, la Procuraduría General de la Nación, solicitó a los mandatarios regionales, adoptar las medidas inmediatas para evitar casos de mortalidad en los menores de cinco años. Esfuerzos institucionales a los cuales se debe sumar con rigor la Fiscalía General de la Nación informando el número de investigaciones y procesos penales iniciados, como consecuencia de las denuncias de presuntos carteles de particulares contratistas y funcionarios públicos en la contratación del PAE. Presuntos carteles, denunciados en gran cantidad de veces por Veedurías y Redes de Veedurías, señalando irregularidades en la contratación, pagos injustificados, y en ocasiones, entrega de alimentos en mal estado.
Respecto de una norma y una acción, de regular protección de niños y practicar una desprotección de estos, como delatan las cifras indicadas, conviene recordar las palabras del último discurso presidencial de Barack Obama en los Estados Unidos, el día 10 de enero de 2017, quien en tono serio y sin perder la diplomacia que lo caracterizó, enfatizó: “Eso es lo que demanda nuestra Constitución y nuestros más altos ideales. Pero las leyes no bastan, deben cambiar también los corazones”. Los corazones de todos, comenzando por los de aquellos que participan en política y tienen la función de administrar con transparencia y eficiencia los recursos del pueblo, que evidentemente son res publicae. La desnutrición como catástrofe visible y ruidosa, se aborda primero, combatiendo contra todo tipo de mezquindad.
Desproteger la niñez de un país, equivale a que tal país no tiene futuro positivo. Conclusión lógica que no exige mayor esfuerzo intelectual, y en este orden de ideas, me permito deducir: sin niños no hay mañana. Son los niños quienes muestran cuál será y cómo será el paso venidero de un hogar, de una familia, de una sociedad, de un Estado y del mundo entero.
En definitiva, cuando se habla de niños se habla de juegos, de cualquier juego divertido, pero no de juegos del hambre, como sucede en el cine de ciencia ficción. Observar a un niño en situación de hambre, además de ser triste, es inhumano, indigno, infeliz, despreciable y desvanece cualquier esperanza de un futuro prometedor.
*Carlos Iván Moreno Machado, es abogado litigante y consultor. Docente de la Universidad Externado de Colombia y profesor invitado de la Università di Roma TRE (Italia). Autor de los libros “Responsabilidad civil por producto defectuoso. Sustancia y proceso” y “Acción del consumidor, procedimientos de consumo y sujetos demandados. Análisis comparado entre Italia, España y Colombia”.
Magíster de la Università di Roma II “Tor Vergata” (Italia) y especialista en Responsabilidad Civil y Daño Resarcible de la Universidad Externado de Colombia. Doctorando en “Derecho y Tutela: experiencia contemporánea, comparación y sistema jurídico romanístico” de la Università di Roma II “Tor Vergata” (Italia).