Valeria Aldana*

La destrucción de la paz, de vidas y derechos humanos, medio ambiente e infraestructuras importantes como hospitales y escuelas, además de las crisis humanitarias y el desplazamiento forzado, son solo algunos de los desafíos ante los que se enfrenta la seguridad humana y, así mismo, al Derecho Internacional Humanitario debido a la guerra.

La participación de las Naciones Unidas ha sido fundamental en la formulación y fortalecimiento de un marco normativo para abordar los desafíos relacionados con el individuo como sujeto de derecho. Con el pasar de los años se le ha dado mayor importancia a los individuos y sus derechos humanos en momentos de vulnerabilidad en los que se ven afectados su dignidad, supervivencia y bienestar en medio de situaciones de conflicto y violencia. Sin embargo, hay situaciones en las que hace falta un marco normativo más amplio para que se pueda llevar a cabo un verdadero cumplimiento de los derechos humanos para protección del individuo.

Con base en lo anterior, nos podemos preguntar lo siguiente: ¿Cómo ha cambiado la tecnología el carácter de los conflictos bélicos en las últimas décadas?

La tecnología de cara a la guerra

La implementación de la tecnología en la guerra ha llevado a la transformación de los conflictos armados. Durante el siglo XX, se pasó de trincheras a un armamento avanzado como el sistema de defensa antimisiles; lo que generó mayor incertidumbre y terror al permitir un absoluto control, dominio y poder para el actor con mayor capacidad militar.

La inversión de cada país en las nuevas tecnologías y su desarrollo para ser usada en las guerras habla de la capacidad militar con la que cuentan, ya que el tener una buena capacidad les permite mayor defensa y demostración de poder ante los otros Estados. Dentro de los usos que se le asigna a la tecnología  en los conflictos bélicos es la neutralización de las comunicaciones del enemigo por medio de ataques contra sistemas informáticos, drones para vigilancia, reconocimiento y ataques aéreos precisos; así como armamento avanzado como lo son los sistemas de defensa antimisiles, sistemas de armas laser y armas hipersónicas.

En una guerra como la actual, donde la realidad es que Estados Unidos y Europa se está enfrentado contra Rusia y a los países que la apoyan, se puede decir que, con alguna excepción como la del armamento nuclear, se están utilizando todos los recursos al alcance de cada contendiente: el armamento, la tecnología en sus múltiples versiones, la energía, la desinformación, los ciberataques y todo aquello que pueda proporcionar una ventaja de forma inmediata o también a largo plazo (DiariodeAlmería, 2022).

Uso inadecuado de la tecnología en la guerra

“Resulta evidente que se ha ido abriendo y consolidando una auténtica brecha entre los Estados con una alta tecnología militar y aquellos que no sólo no la poseen, sino que, simplemente, no tienen posibilidad de acceso a la misma, rompiendo de este modo el principio básico de igualdad de armas entre los contendientes e imponiendo la distinción, en un escenario global que no conoce de fronteras estatales, entre los denominados Estados “high-tech” y “low-tech”, respectivamente” (Garcia. E, 2016)

Los Estados con mayor capacidad militar generan cierto nivel de terror al tener más poder y, así mismo, control frente a la situación de conflicto. Es importante tener en cuenta aspectos como la pérdida de control humano, el uso proporcional de la fuerza, los impactos psicológicos y la cooperación internacional al emplear tecnologías en conflictos armados. Sin embargo, se han presentado casos en los que esto no es así. Están los actos indiscriminados en los que el uso de armamento de gran calibre o armas de destrucción masiva, como lo son los drones, incapaces de discernir entre fuerzas militares y civiles, lleva a un elevado número de víctimas entre la población no combatiente y ciberataques a infraestructuras como el sistema de salud que puede traer graves consecuencias a la población civil en servicios vitales.

Teniendo en cuenta lo anterior, un claro ejemplo sobre el uso inadecuado de la tecnología en la guerra basado en el empleo desproporcionado del poder y, así mismo, de la fuerza, es el caso de Israel- Palestina. Las Fuerzas Armadas Israelíes han creado un programa basado en inteligencia artificial (IA), llamado Lavender, para identificar a las víctimas de sus bombardeos, reemplazando el proceso tradicional que requería verificaciones manuales para confirmar si un objetivo debía ser atacado o no. “Este sistema marcó durante las primeras semanas de guerra a 37.000 palestinos, y se usó en al menos 15.000 asesinatos desde el 7 de octubre hasta el 24 de noviembre en la invasión de Gaza” (Pascual. M, 2024).

Regulación y limitación a través de normas

El surgimiento de nuevos medios para llevar a cabo la guerra genera retos para la ley en la regulación de estos. El Derecho Internacional Humanitario establece normas que buscan proteger a las personas que hagan parte o no de los conflictos armados. Es de gran importancia que la norma fija límites a la forma en que se llevan a cabo las guerras, con el objetivo de proteger la dignidad de las personas y la reparación de los afectados por los conflictos armados. Es de resaltar, además, que el uso de armamento se realice de forma proporcionada y ética, respetando las leyes y tratados internacionales que enfaticen la responsabilidad y el resguardo de la población civil. Esto se realiza por medio del control en el comercio de armas y garantizar que las potencias cumplan con los tratados internacionales sobre el comercio de armas.

En conclusión, el uso inadecuado de las armas, y en sí la guerra, traen consecuencias que son de gran impacto para la obstaculización de la construcción de la paz. Esto debido a que genera una presencia continua de armas y actos violentos dentro del conflicto, dificultando la reconstrucción de y entre comunidades. Además, esto genera un retroceso e inestabilidad respecto a la democracia de un país, puesto que dificulta la implementación de este, ya sea por la parte financiera o administrativa, lo que dificulta la reconciliación y la construcción de confianza entre las partes en conflicto.

Valeria Aldana: Estudiante de sexto semestre de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Sus temas de interés son seguridad y relaciones internacionales

Referencias

Diario de Almería. (2022). El papel de la tecnología en la guerra. https://www.diariodealmeria.es/opinion/articulos/papel-tecnologia-guerra_0_1739826103.html

Garcia, E. (2016). Altas tecnologías, conflictos armados y seguridad humana. https://www.redalyc.org/journal/282/28248171013/html/

Ministerio de defensa. (2021). Manual de Derecho Internacional Humanitario aplicable a la guerra aérea. https://publicaciones.defensa.gob.es/media/downloadable/files/links/m/a/manual_de_derecho_internacional_humanitario_aplicable_a_la_guerra_a_rea.pdf

Pascual, M. (2024). Lavender, la inteligencia artificial de Israel que decide a quién se bombardea en Gaza. EL PAÍS.

https://elpais.com/tecnologia/2024-04-17/lavender-la-inteligencia-artificial-de-israel-que-decide-a-quien-se-bombardea-en-gaza.html