Por: Javier Arango*

¿Qué son los misiles de largo alcance “Atacams” y “Storm Shadow”? ¿Por qué su uso puede agudizar mucho más el conflicto entre la OTAN frente a Rusia?

El pasado 13 de septiembre culminó la cumbre entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer. Entre los puntos tratados en la agenda bilateral se encuentra la guerra entre la OTAN y Rusia con Ucrania como eje central de la presente confrontación, en un escenario donde tanto Estados Unidos como Reino Unido juegan un rol protagónico con su apoyo tanto financiación como en el permanente envío de armamento y munición hacia Ucrania.

© Stefan Rousseau / AFP

El tema central en este punto de la cumbre entre ambos mandatarios fue si se flexibilizan o no las restricciones a Ucrania para el uso de armas de largo alcance superior a 300 km. Algunas de estas armas son conocidas como “Atacams” y “Storm Shadow”, fabricadas por el mega contratista de la industria armamentista y aliada del Pentágono de EEUU, Lockheed Martin. El objetivo con el uso de estas armas indicaría mejorar las condiciones estratégicas de Ucrania y la OTAN en el conflicto e incluso impactar puntos sensibles para Rusia, incluso más allá de lo militar, llegando a sedes de dirección política en ciudades centrales.

Esto plantea profundas consideraciones de táctica y estrategia militar que ahora mismo se encuentran evaluando desde Washington hasta Kiev, pero también consideraciones de orden geopolítico e incluso ético, de lo que está o no permitido hacer en conflictos de alta intensidad y que pueden escalar rápidamente a confrontaciones de orden nuclear.

¿Pero por qué tan negativo el panorama?

Porque todas las partes involucradas en este conflicto saben de antemano que existen determinadas líneas rojas en el uso de armamento para disuadir o para golpear al enemigo. Una de estas líneas es precisamente el uso de misiles de largo alcance que suministrarían los países de la OTAN a Ucrania. Su uso de manera seria y formal se ha planteado por parte de Volodimir Zelenski tanto a Estados Unidos como a las potencias militares que componen la OTAN, solicitud que ha sido negada públicamente por parte del primer ministro alemán, Olaf Scholz, -en el caso de los misiles “Taurus”-, pero que ha sido contemplada por Biden y su aliado británico, Starmer, para el caso de los “Atacms”.

Con el uso de este tipo de armamento, se estaría en un nuevo escenario del conflicto ya que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, no ha descartado disponer del arsenal militar estratégico con el que cuenta su país, especialmente el compuesto por armamento nuclear, como respuesta a un ataque eventual que reciba su país con misiles de largo alcance. El uso de armas estratégicas como las de compuesto nuclear, han sido utilizadas específicamente como método de disuasión, especialmente durante la segunda mitad del siglo XX, en pruebas ampliamente difundidas, lejos del centro de conflictos y buscando enviarse mensajes claros entre las potencias nucleares. Vale recordar que, una sola vez en la historia han sido utilizadas directamente contra un objetivo militar y su población: Estados Unidos en la segunda guerra mundial, contra Japón en Hiroshima y Nagasaki, una bomba atómica en cada ciudad. El horror más execrable.

El  analista internacional Enrique Daza, escribió el articulo: “La Amenaza de una guerra mundial es real”, indicando que los conflictos bélicos que se están produciendo en este momento amenazan con desembocar en conflagraciones mundiales de consecuencias impredecibles y que “(…) el gran ganador de la guerra en Ucrania entre la OTAN y Rusia es Estados Unidos, que sin poner un solo muerto ha logrado romper los vínculos entre Europa Occidental y Rusia, haciendo grandes negocios vendiendo municiones y armas tanto a Ucrania como a los países europeos.”

*Javier Arango es Politólogo y Magister Estudios Internacionales