Hay una célebre frase que dicta que quienes controlen el territorio euroasiático controlarán el mundo. Occidente, parece conocerla y por eso, ha pensado en expandir su influencia en Ásia a través de la OTAN. ¿Podrán concretar esta idea?

Diego Felipe Dorado*/ @Doradodc93

Un chispazo fulgurante encendió las alarmas del Gobierno en China. Sin meditarlo mucho y con firmeza, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores del país, Mao Ning, anunció en tono muy serio ante una rueda de prensa (que se organizó con la premura del caso en mayo del 2023) que “La continua incursión de la OTAN en Asia-Pacífico y su interferencia en asuntos regionales socavarán la paz y estabilidad y fomentarán la confrontación de bloques”.

Tajante y directa, Ning salió al paso ante el riesgo con epicentro en Japón, luego de que se anunciara la milimétrica creación de una oficina de enlace de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Tokio; en un intento del bloque occidental, liderado por Estados Unidos, de ganar influencia en Asia en medio de una coyuntura que hoy podemos declarar como convulsa, dada la guerra rusa ucraniana y las tensiones de la zona.

La idea, que no es nueva, levanta siempre una ofuscada respuesta de China y Rusia, que ven sus fronteras comprometidas a los intereses del bloque contrario. Sin embargo, nunca ha llegado a materializarse la instalación de la OTAN de manera oficial. No obstante, esta vez, podría ser distinto.

Es por eso, que vale la pena preguntarse ¿es la guerra entre Rusia y Ucrania y la consolidación de China como potencia emergente el pretexto perfecto para que se materialice la expansión de la OTAN en Asia?

Dos razones sólidas para que Occidente se inmiscuya de manera oficial en Asia

Para empezar e intentar dar respuesta a esta pregunta, primero hay que revisar el contexto actual y dar relevancia a dos hitos clave:

  1. El ascenso exitoso de China como potencia, siendo “la segunda potencia económica mundial, la primera potencia en exportaciones, la segunda en ciencia y tecnología, la tercera potencia espacial, la primera en crecimiento de investigación y desarrollo y la primera en graduados universitarios” (Muñoz, M. 2012).
  1. El inicio de la guerra ruso-ucraniana: Esta guerra/invasión (la de Rusia a Ucrania) es un catalizador de las tensiones acumuladas en las tres últimas décadas: entre Rusia y la Unión Europea; entre Rusia y la OTAN; de Occidente con China; de las autocracias con las democracias; de los hombres fuertes con las del multilateralismo con potencias westfalianas (Lamo de espinosa, 2023).

Ambos hitos representan una “amenaza” para la hegemonía estadounidense. El primero, desde todas las aristas: económicas, políticas, militares, tecnológicas y de seguridad, el segundo, principalmente desde la seguridad y la economía. Por lo anterior, el discurso de llevar la OTAN a esta zona cobra más fuerza en Occidente y hace que esta vez sea diferente la contemplación de la expansión: “Necesitamos anticiparnos a las amenazas en el Indo pacífico, trabajando con aliados como Japón y Australia para garantizar que el Pacífico esté protegido. Debemos asegurarnos de que las democracias como Taiwán puedan defenderse”, dijo la secretaria de Exteriores de Reino Unido, Liz Truss, a finales de abril del 2022.

¿Por qué es tan importante la extensión de la OTAN en Asia para Occidente?

Existe una vieja y reconocida célebre frase del político y geógrafo inglés Halford John Mackinder que se convertió en una teoría, es apropiada para la actual coyuntura internacional y que explicaría la necesidad de esta extensión: “Quien domina el este de Europa, domina Heartland, quien domina Heartland, reina en la ‘Isla del Mundo’, quien domina la ‘Isla del Mundo’, gobierna el mundo entero”. Con esto, la expansión de la OTAN se basa en un único interés de influir y “dominar” de manera político y militar en Asia para salvaguardar y consolidar la hegemonía occidental.

Entonces, la presencia en Asia es para Estados Unidos y Europa un paso adelante y así estar cerca de las fronteras del bloque contrario, influyendo fuertemente y salvaguardando para su beneficio intereses económicos, tecnológicos, de seguridad y cultura frente a las potencias con las que compite (Rusia y China). Es entonces el interés de poder lo que activa al bloque Occidental a buscar una expansión en Asia para un control mayor sobre ese territorio, pues es el poder “el control del hombre sobre las mentes y acciones de otros hombres” (Morgenthau, 1977).

¿Cómo podrá materializarse esa expresión y expansión de poder?

La respuesta está en el Liberalismo: “La institucionalización de la política mundial ejerce significativo efecto en el comportamiento de los Estados” (Keohane, R. 1.993). En otras palabras, son las instituciones las cuales, a través de normas, presencia en el territorio y ejecución de funciones, las que materializan una influencia de un Estado en un territorio.

Es, por tanto, que el bloque Occidental, liderado por Estados Unidos, pretende extender la OTAN (Institución) en Asia, para materializar su interés de influencia en la zona, hoy convulsa por el conflicto de Rusia – Ucrania y “la amenaza” del crecimiento chino, sirviendo estas como pretexto a la expansión.

Son, entonces, los dos elementos anteriores lo que “legitiman” la extensión institucional pues, con el riesgo de seguridad que representa la guerra mencionada dada su cercanía geográfica con Europa, se hace “necesaria” la inclusión de países asiáticos en la OTAN para “salvaguardar” la seguridad del orden mundial; sin embargo, también se evidencia la intensión de contención al ascenso de China.

“Ya estamos en conversaciones para abrir una oficina de enlace con la OTAN (en Tokio), pero aún no se han finalizado los detalles […]  La razón por la que estamos discutiendo sobre esto es que, desde la agresión de Rusia a Ucrania, el mundo se ha vuelto más inestable”.

En última instancia, son las instituciones un medio para lograr los objetivos planteados de los Estados aliados y que corresponden a su bienestar instalándose en una zona conveniente a través de alianzas con Estados asiáticos que son cercanos a su influencia, y justo en este punto, es donde vale hacerse una pregunta más.

¿Los Estados asiáticos, sobre los cuales se planea dicha expansión, comparten los mismos intereses?

 Esto, explicaría el porqué aun la OTAN no se ha expandido en Asia y la eventual “piedra en el zapato” para la concreción de esta idea en pleno 2024. Las identidades de los Estados marcan la consolidación de estructuras como la que busca implantar la hegemonía occidental.

Esto va más allá de las firmas de los jefes de Estado, es la interpretación e interacción de ideas e identidades compartidas entre los aliados cooperantes. Ante la propuesta de llevar una estructura social basada en los intereses de Occidente, ¿podrán los asiáticos integrarse de manera adecuada a dicha estructura? Es válido traer en mención al célebre politólogo, Alexander Wendt, quien habla sobre el efecto que estos cambios (instalación de la OTAN en Asia) tienen con el tiempo y la práctica en los lugares donde se instala, “ya que las transformaciones de identidad y de interés mediante procesos son transformaciones de la estructura” (Wendt, 2005) que podrían impactar a los países en los que se expande.

De momento, esta idea podría tener lugar en su ejecución debido a la percepción alineada que tiene Japón, Australia o Corea del Norte con los intereses de Occidente.

Es decir, la eventual expansión de la OTAN en Asia es una acción que necesita de la interacción de los países del bloque Occidental y de los asiáticos que apoyan esta idea, como Japón con el visto bueno de una oficina enlace “la cooperación entre nosotros, en el Este de Asia, y la OTAN se está volviendo más importante”. O Corea del Sur con la percepción que tiene ante una unión entre Australia, Japón,  Nueva Zelanda y el Bloque de Occidente, “Creo que nosotros, el AP4, deberíamos hacer piña con la OTAN para establecer una postura de seguridad colectiva fuerte”.  O la relevancia que Australia le ofrece a la posición de OTAN en su continente, “El primer ministro australiano, Anthony Albanese, advirtió sobre la “agresiva” expansión de China a su llegada a Madrid, donde participará en la cumbre de la OTAN en el contexto de la guerra en Ucrania tras la invasión rusa”.

Actualmente, hay una “línea democrática” que une a varios países de Asia y a Occidente en la idea de la expansión de la OTAN; sin embargo, serían las identidades de los Estados aliados en expansión los que pongan a prueba la estructura después de implantada. Una nación como Corea del Sur recelosa de su información militar, tendría que develar mucha de ella a sus vecinos y a Occidente o una Australia con una fuerza militar poco competitiva, se vería inclinada a actuar ante un eventual conflicto con sus limitados recursos, posición, por lo menos, incómoda. Incluso India, se negó a adherirse a la organización recientemente: “Muchos estadounidenses siguen teniendo en la cabeza el modelo del tratado de la OTAN. Ese parece ser el único modelo a través del cual miran el mundo. En realidad, ese modelo no es aplicable a la India”, declaró el año pasado el ministro de Asuntos Exteriores indio, Subrahmanyam Jaishankar, dejando ver la nula cercanía con la cultura y los objetivos occidentales.

 Sea cual sea la resolución de esta propuesta, dos potencias esperan con sus notables capacidades militares dispuestas a cualquier acto con el fin de evitar la expansión.

Rusia y China profundizarán sus vínculos militares, ampliando los ejercicios conjuntos de sus ejércitos, y van a trabajar juntas contra una “presión estadounidense destructiva y hostil”. Esta es la conclusión de una declaración conjunta de 7.000 palabras que los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping firmaron este jueves en Pekín (De la Cal, 2024).

En conclusión, la base y argumento están servidos para la ejecución de la expansión de la OTAN, sin embargo, hay dos impedimentos fuertes para su concreción. 1. la fuerza innegable de dos potencias emergentes como Rusia y China que estarían dispuestas a todo para prevenirla y 2. La alineación parcial, no total, de los estados asiáticos sobre los que se construirá la expansión con Occidente, principalmente con Estados Unidos, haciendo frágil la consolidación de la propuesta.

Sobre el autor:

Diego Felipe Dorado Collazos – Comunicador Social y Periodista, candidato a magíster en Asuntos Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Con 7 años de experiencia en redacción SEO para medios como Blu Radio, KienyKe y Red+. Con amplio conocimiento de los ambientes digitales y con habilidades para la distribución y el entendimiento de las plataformas y las prácticas de las audiencias en entornos virtuales.

Referencias:

De la Cal, Lucas. (2024). “Putin y Xi Jinping desafían a Estados Unidos anunciando que fortalecerán los lazos militares”. El Mundo. https://www.elmundo.es/internacional/2024/05/16/66459a98e9cf4a165c8b4570.html

Lamo de Espinosa, Emilio. (2023). “Tiempos de inflexión histórica. La invasión de Ucrania y el declive del poder occidental”. Universidad Complutense de Madrid. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9210223

Morgenthau, Hans. (1977). A política entre as naçoes. A luta pelo poder e pela paz, trad. Oswaldo Biato Brasília, Editora Universidade de Brasília, Instituto de Pesquisa de Relações Internacionais, São Paulo, Imprensa Oficial do Estado de São Paulo, 2003.

Muñoz, Marcelo. (28 de marzo de 2012). “China potencia emergente”. ISSN 1134-6574. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3851765

Keohane, Robert O. (1993). “Institucionalismo neoliberal: Una perspectiva de la política mundial, en: Instituciones internacionales y poder estatal”. Buenos Aires.

Wendt, A. (1 de marzo de 2005). “La anarquía es lo que los estados hacen de ella. La construcción social de la política de poder”. Revista Académica de Relaciones Internacionales, núm. 1, marzo de 2005, GERI – UAM.